madera-de-olivoLa madera del olivo es una de las más duras que existe, sostenible, autóctona, bonita, y tiene alta durabilidad. Por ello es el material favorito de muchos arquitectos e interioristas, desde los que realizan pequeños proyectos privados hasta los que dirigen las grandes obras públicas.

Sus árboles se pueden tratar sea cual sea su edad, de hecho hay empresas dedicadas a la venta de
olivos adultos para la decoración. Una vez que el tronco se agota o enferma, emite nuevos rebrotes que le permiten sobrevivir; por ello, en la antigüedad fue considerado un árbol inmortal.

La madera de olivo se seca lentamente y tiene una cierta tendencia a agrietarse. Es difícil de aserrar debido a su fibra irregular y a su dureza, pero se trabaja con facilidad tanto a mano como a máquina. Presenta buenas aptitudes para la obtención de chapa mediante corte a la plana. Da unos acabados muy lisos, y puede ser pulida y teñida. Es moderadamente resistente a los hongos. El encolado puede presentar problemas debido a la presencia de aceites y se recomienda encolar justo después de su cepillado.

Desde el inicio de la creación en  el libro de Génesis, el olivo ha sido de gran significado mucho más allá de su fruto. Fue una rama de olivo lo que la paloma le trajo a Noé en el arca. Fue el primer árbol en brotar después del diluvio y le dio a Noé la esperanza para el futuro. (Génesis 8:11)

La Navidad es un tiempo cuando el mundo ve hacia Belén. Y cerca del lugar de nacimiento de Jesús, hay un taller que convierte la madera de olivo en una celebración de la época.

Se cree que es originario de la Mesopotamia, de donde se propagó a Egipto, Asia Menor y llegó a Creta sobre el 3.500 a.C. desde donde se difundió por la Europa meridional. Fue muy importante el aceite de oliva para la agricultura romana, por sus propiedades conserveras y nutricionales. Actualmente su área de expansión, en la cuenca mediterránea, está entre los paralelos 30º y 45º, es decir entre las latitudes de Agadir, en Marruecos y Provenza, al sur de Francia.