La ascensión y exaltación son el fin natural de la presencia de Jesús en la tierra como el Mesías, quien sufrió, murió y resucitó. La ascensión visible conforme la creencia cristiana, es la primicia de la Segunda Venida.
En los textos bíblicos, que corresponden al soporte de la fe cristiana, se expone que la ascensión de Jesús fue literal, regresando corporalmente al cielo. Él se levantó gradual y visiblemente de la tierra, siendo observado por muchos atentos espectadores. Mientras sus discípulos se esforzaban por echar una última mirada a Jesús, una nube lo ocultó de sus ojos, y aparecieron dos ángeles que les prometieron que Cristo regresaría “…tal como le habéis visto ir al cielo.” (Hechos 1:10-11). Este ascenso visible de Cristo al cielo se dio a los 40 días posteriores a su resurrección.
Para el cristianismo este hecho es de alta importancia, porque a través del discurso de Cristo previo a su ascenso y, posteriormente la venida de la tercera persona de la Santísima Trinidad (El Espíritu Santo), se inició la misión a través de sus discípulos de expandir su enseñanza a todos los rincones del mundo.
Lo anterior, provoca la expansión geográfica de la fe cristiana. Así mismo el mensaje cristiano se empezó a impartir a todo tipo de personas, sin acepción de culturas.
El relato de este hecho se encuentra registrado en textos bíblicos, el mayor detalle se puede ubicar en Hechos 1:9-11. Jesús guió a sus discípulos al monte de los Olivos y los bendijo, y luego subió en una nube que lo ocultó a la vista. Desde los cielos comenzó a reinar, sentado a la diestra del Padre (Dios).
Este hecho de la ascensión es garantía para el que cree en Cristo y lo acepta, de su subida al Cielo, después del Juicio de Dios. Cristo fue a preparar sitio en su Reino y prometió volver para llevar con Él a todos los que fueron fieles a su fe.
En la actualidad, el Señor Jesús está en el Cielo. Las Escrituras lo describen con frecuencia a la diestra del Padre, una posición de honor y autoridad.

